En una tablilla de arcilla que se
encontró en las ruinas de la Biblioteca Real de Nínive. Como otras muchas
tablillas, es, indudablemente, una copia asiria de una tablilla sumeria
anterior.
A diferencia de las demás, es un disco
circular; y, aunque algunos signos cuneiformes que hay en ella se han conservado
excelentemente bien, los pocos expertos que se tomaron el trabajo de descifrarla terminaron diciendo de
ella que era «el más desconcertante documento mesopotámico».
En 1912, L. W. King, posteriormente
conservador de las antigüedades asirías y babilonias del Museo Británico, hizo
una meticulosa copia del disco, que está dividido en ocho segmentos. En las
partes no deterioradas, aparecen formas geométricas que no se han visto en
ningún otro objeto antiguo,
diseñadas y dibujadas con considerable precisión. Entre ellas hay flechas,
triángulos, líneas de intersección e, incluso, una elipse -una curva
geométrico-matemática que, con anterioridad al descubrimiento, se creía que no
conocían en la antigüedad.
La inhabitual y desconcertante placa de
arcilla se puso por primera vez ante la mirada de la comunidad científica en un
informe presentado ante la British Royal Astronomical Society el 9 de Enero de
1880. R. H. M. Bosanquet y A. H. Sayce, en uno de los primeros discursos que se hicieron sobre «La Astronomía Babilonia», se
refirieron a ella como un planisferio (la reproducción de una superficie
esférica en una mapa plano), y
anunciaron que algunos signos cuneiformes de la placa «sugieren medidas… parecen
tener algún significado técnico».
Los muchos nombres de cuerpos celestes
que aparecen en los ocho segmentos de la placa dejan claro su carácter
astronómico. Pero Bosanquet y Sayce estaban especialmente intrigados con los
siete «puntos» de uno de los segmentos. Decían que quizás representaran las
fases de la Luna, si no fuera por el hecho de que los puntos aparecían a lo
largo de una línea donde se citaba a «la estrella de estrellas» DIL.GAN y a un
cuerpo celeste llamado APIN.
«No cabe duda de que esta enigmática
figura es susceptible de una explicación sencilla», decían. Pero sus esfuerzos
por dar esa explicación no fueron más allá de la lectura correcta de los valores
fonéticos de los signos cuneiformes y la conclusión de que el disco era un
planisferio celeste.Cuando la Royal Astronomical Society publicó un esbozo del
planisferio, J. Oppert y P. Jensen avanzaron algo más en la lectura de los
nombres de alguna estrella o planeta. En 1891, el Dr. Fritz Hommel, en un
artículo publicado en una revista alemana («Die Astronomie der Alten Chaldaer»),
llamó la atención sobre el hecho de que cada uno de los ocho segmentos del
planisferio formaba un ángulo de 45 grados, por lo que llegó a la conclusión de
que en la tablilla se representaba un barrido total del firmamento -los 360
grados de los cielos.
Y sugirió también que el punto focal
marcaba alguna situación «en los cielos babilonios».Así quedó el tema hasta que
Ernst F. Weidner, en un artículo publicado en 1912 (Babyloniaca: «Zur
Babylonischen Astronomie») primero, y después en su principal libro de texto
Handbuch der Babylonischen Astronomie (1915), analizó exhaustivamente la
tablilla, sólo para concluir que no tenía sentido.
Su desconcierto vino provocado por el
hecho de que, mientras las formas geométricas y los nombres de las estrellas o planetas escritos dentro de los
distintos segmentos eran legibles o inteligibles (aun cuando su significado y
propósito no estuvieran claros), las inscripciones a lo largo de las líneas (que
discurren en ángulos de 45 grados entre sí), simplemente, no tenían
sentido.
Constituían, invariablemente, una serie
de sílabas repetidas en la lengua asiría de la tablilla. Iban, por ejemplo, así:
Lu bur di lu bur di lu bur diBat bat bat kash kash kash kash alu alu alu alu
Weidner llegó a la conclusión de que la placa era tanto astronómica como
astrológica, utilizada como tablilla mágica para exorcismos, al igual que otros
textos donde aparecían sílabas repetidas. Con esto, se perdió cualquier interés
posterior en una tablilla única.
Pero las inscripciones de esta tablilla
muestran un aspecto totalmente diferente si probamos a leerlas no como signos lingüísticos
asirios, sino como palabras silábicas sumerias; pues resulta difícil dudar de
que esta tablilla es una copia asiria de un original sumerio
anterior.
Si observamos uno de los segmentos (al
que podríamos dar el número I), sus sílabas sin sentido adquieren, literalmente,
pleno significado si utilizamos el valor sumerio de estas palabras silábicas. Na
na na na a na a na un (a lo largo de la línea descendente) Sha sha sha sha sha
sha (a lo largo de la circunferencia)Sham sham bur kur Kur (a lo largo de la línea
horizontal)
Lo que se nos revela aquí es un
mapa de ruta que marca el camino por el cual el dios
Enlil «iba por los planetas», acompañado por algunas instrucciones de funcionamiento.
La línea inclinada a 45 grados parece
indicar la línea de descenso de la nave espacial desde un punto que está «alto
alto alto alto», a través de «nubes de vapor» y una zona inferior en la que no
hay vapor, hacia el punto del horizonte, donde los cielos y el suelo se
encuentran. En los cielos cercanos a la línea horizontal, las
instrucciones a los astronautas cobran sentido: se les
dice «preparen preparen preparen» sus instrumentos para la aproximación final;
después, cuando se acercan al suelo, los «cohetes, cohetes» se encienden para
detener la nave que, según parece, se elevaría («remontar») antes de alcanzar el
punto de aterrizaje, dado que tenía que pasar por encima de terrenos altos o escabrosos («montaña
montaña»).
La información que nos proporciona este
segmento pertenece, claramente, a un viaje espacial del mismo Enlil. En este
primer segmento, se nos da un esbozo geométrico preciso de dos triángulos
conectados por una línea que gira en ángulo. La línea representa una ruta, pues
la inscripción afirma con claridad que el esbozo muestra cómo «la deidad Enlil
iba por los planetas».
El punto de salida es el triángulo de
la izquierda, que representa las partes más alejadas del sistema solar; la zona
objetivo está a la derecha, donde todos los segmentos convergen hacia el punto
de aterrizaje.El triángulo de la izquierda, que aparece con la base abierta, se
parece a un conocido signo de la escritura pictográfica de Oriente Próximo; su
significado se puede interpretar como «el dominio del soberano, el país
montañoso».
El triángulo de la derecha viene
identificado por la inscripción shu-ut il Enlil («Camino del dios Enlil»); este
término, como ya sabemos, identifica a los cielos septentrionales de la Tierra.
La línea angulada, por tanto, conecta lo que creemos que debió ser el Duodécimo
Planeta -«el dominio del soberano, el país montañoso»- con los cielos de la
Tierra. La ruta pasa entre dos cuerpos celestes -Dilgan y Apin. Algunos expertos
sostienen que estos eran los nombres de estrellas distantes o partes de
constelaciones. Si las actuales naves espaciales, tripuladas y no tripuladas,
navegan a través de situaciones «fijas» predeterminadas por brillantes
estrellas, no se puede descartar que los nefilim utilizaran una técnica de
navegación similar.
Sin embargo, la idea de que estos dos
nombres se aplicaran a tales estrellas distantes no parece encajar con el
significado de sus nombres: DIL.GAN significa, literalmente, «la primera
estación», y APIN, «donde se establece el curso correcto».Los significados de
los nombres indican estaciones en el camino, puntos por los que hay que
pasar.
Estamos más de acuerdo con autoridades
como Thompson, Epping y Strassmaier, que identificaron a Apin con el planeta
Marte. Si es así, el significado del esbozo se aclara: la ruta entre el Planeta
del Reino y los cielos de la Tierra pasaba entre Júpiter («la primera estación»)
y Marte («donde se establece el curso correcto»).Esta terminología, por la cual
se relacionaban los nombres descriptivos de los planetas con su papel en el
viaje espacial de los nefilim, se adecua a los nombres y epítetos de las listas
de los Siete Planetas Shu.
Como si se hubiera hecho para confirmar
nuestras conclusiones, la inscripción que afirma que ésta era la ruta de Enlil
aparece debajo de un fila de siete puntos -los Siete Planetas que hay entre
Plutón y la Tierra. No sorprende, por tanto, que los cuatro cuerpos celestes que
restan, los de la «zona de confusión», se muestren por separado, más allá de los
cielos septentrionales de la Tierra y de la banda celeste. En el resto de
segmentos no deteriorados de la tablilla, se hace evidente también que nos
encontramos ante un mapa del espacio y un manual de vuelo. Siguiendo en la
dirección opuesta a las manecillas del reloj, la parte legible del siguiente
segmento lleva la inscripción: «tomar tomar tomar lanzar lanzar lanzar lanzar
completar completar».
En el tercer segmento, donde se ve una
parte de la inusual forma elíptica, las inscripciones legibles son «kakkab
SIB.ZI.AN.NA … enviado de AN.NA … divinidad ISH.TAR», y la intrigante sentencia:
«Deidad NI.NI supervisor del descenso».En el cuarto segmento, que tiene lo que
parecen ser indicaciones sobre cómo establecer el destino de uno en función de
cierto grupo de estrellas, la línea de descenso se identifica, concretamente,
con la línea de horizonte: la palabra cielo se repite once veces bajo la
línea.
¿Acaso este segmento no representará
una fase del vuelo cercana a la Tierra, cercana al lugar de aterrizaje? Éste
podría ser, de hecho, el sentido de la leyenda que aparece sobre la línea
horizontal: «colinas colinas colinas colinas cima cima cima cima ciudad ciudad
ciudad ciudad».
La inscripción que hay en el centro
dice: «kakkab MASH.TAB.BA [Géminis] cuyo encuentro está fijado; kakkab
SIB.ZI.AN.NA [Júpiter] proporciona el conocimiento».Si, como parece ser el caso,
los segmentos se disponen en una secuencia de aproximación, uno casi puede
compartir la excitación de los nefilim cuando se acercaban al espaciopuerto de
la Tierra. El siguiente segmento, que identifica de nuevo la línea de descenso
como «cielo cielo cielo», dice también: Nuestra luz nuestra luz nuestra luz
cambio cambio cambio cambio observa el sendero y el alto suelo …tierra llana…La
línea horizontal tiene, por vez primera, cifras: cohete cohete cohete ascenso 40
40 4040 40 20 22 22 planear.
La línea superior del siguiente
segmento ya no dice «cielo cielo», sino «canal canal 100 100 100 100 100 100
100». Se puede discernir un patrón en este segmento, en gran medida deteriorado.
A lo largo de una de las líneas, la inscripción dice: «Ashshur», que puede
significar «El que ve» o «ver».El séptimo segmento está demasiado deteriorado
para poder examinarlo; las pocas sílabas discernibles que tiene significan
«distante distante … avistar avistar», y las instrucciones dicen «presionar
abajo».
El octavo y último segmento, sin
embargo, está casi completo. Las líneas direccionales, las flechas y las
inscripciones marcan un sendero entre dos planetas. Las indicaciones de
«remontar montaña montaña», muestran cuatro grupos con cruces, donde pone dos
veces «combustible agua grano» y dos veces «vapor agua grano».
¿Sería en este segmento donde se
hablaría de la preparación para el vuelo hacia la Tierra, o trataría del
abastecimiento para el vuelo de regreso al Duodécimo Planeta?.
Quizás se tratase de lo último, pues la
línea con la flecha puntiaguda que apunta hacia el lugar de aterrizaje en la
Tierra tiene, en su otro extremo, otra «flecha» apuntando en dirección opuesta,
y con la leyenda «Retorno».
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